Hace años me atropelló un taxi. Venía de visitar mi familia inglesa de Inglaterra, todo normal hasta llegar al callejón donde vive mi abuela. La íbamos a visitar. Yo con euforia crucé la calle sin mirar. El taxi intentó frenar, pero no pudo a tiempo. Me arrolló y me empujó contra otro coche aparcado. Entonces me llevó el mismo taxi a toda velocidad al hospital... pero esto no es lo que yo recuerdo, extrañamente, yo tengo el más vivo recuerdo de algo distinto, yo me acuerdo a la perfección de un recuerdo que nunca tuve. Como dije me llevó el taxi. Ahora explicaré exactamente lo que recuerdo yo (el primer parágrafo será recuerdos reales, lo del medio no, y el final sí que es real):
Era un día con mucho sol. Un día feliz volviendo de un viaje aun más feliz. Abrí la puerta y salí corriendo. No sentí casi nada, dolor seguro que nada. Sentí como daba un par de vueltas, una sensación de extremo mareo, después de haberme chocado contra un segundo coche y me desmayé.
Entonces todo se nubló. Olor exasperante a rueda quemada y su humo pasaba incluso por mi cara y se nubló todo. Desaparecí unos instantes, no era estar dormido, era sencillamente desaparecer... hasta que aparecí en una ambulancia. Ya no había sol, era un día nublado, un día exageradamente azul. Todo era de color azul, era como un cuadro de la época azul de Picasso, todo tenía una tonalidad azulenca. Sentía angustia y miedo, pero simplemente porque todo pasaba muy rápidamente, era una sensación nunca vivida, aun así sabía que no iba a morir. La angustia la sentía por ver mi pierna sangrando. En la parte de atrás de la ambulancia, donde estaba yo, solo había mi madre, nadie más. Mi madre estaba desesperada insultando con enfado a los coches que no dejaban pasar a la ambulancia. Mientras la veía con un puño alzado pidiendo a insultos que se apartaran todos, sabía que no lo hacía con mala intención, sabía que era normal, que era lo que cualquier madre que quiera a su hijo debería hacer, tenía que ser así. Mi madre también estaba con tonos apagados y sobretodo azules. Lo que no recuerdo es un conductor, en ningún momento me giré a ver si alguien conducía, pero no me acuerdo de nadie que condujera. Lo que realmente fue impresionante a medio recuerdo es ver como podía ver diferentes puntos de vista. Como una tercera persona me pude ver a mi gritando de un dolor que no sentía, mi madre cogiéndome la pierna y gritando. Pude verlo todo desde otra perspectiva. El dolor que supuestamente sentía era también uno de los puntos más extraños. No sentía dolor, era realmente una sensación que recuerdo a la perfección. Esa sensación de pinchazos cuando se te corta la circulación mucho tiempo y te vuelve la sangre, pero por todo el cuerpo y sin parar. Notaba pinchazos por todo mi cuerpo sin parar, era angustioso. Todo el recuerdo pasa en unos 30 segundos como máximo. Después de esto, es como un recuerdo olvidado.
A partir de entonces, no me acuerdo de nada.
Realmente los recuerdos no son solo nuestros, son como nuestra mente deciden que sean. Es uno de los recuerdos que más me alegro de tener por su arte que lleva con sigo, es arte... era todo tan bello sin la necesidad de ser agradable: una obra de arte. Un asesinato en una obra de arte puede ser bello sin ser agradable a los sentidos. Es el recuerdo más vivo que he tenido nunca.
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