La gente se ha olvidado de discutir...
A mucha gente le da miedo esta palabra, pero simplemente porque le han cambiado el significado del verbo.
Yo adoro discutir, igual que lo hicieron los antiguos griegos, estos quedaban simplemente para discutir durante un rato sobre cualquier tema. Discutir con una persona es cavar cada uno por el lado opuesto de una montaña hasta llegar a un punto en común. Discutir es encontrar la verdad de una forma inteligente. Yo agradezco que me discutan, tanto como si tengo razón como si no tengo razón (eso no incluye que sea o no sea tozudo, porque lo soy y mucho).
La gente se piensa que discutir es tener un mal rollo con otra persona. Han llegado a esa conclusión por un motivo y es que discutir incluye llegar a un acuerdo a veces. A veces es muy difícil ponerse de acuerdo (encontrarse en la montaña) y hay que “pactar”: tu tienes razón en esto, pero aun así yo tengo razón en esto otro. Hay gente que no está dispuesta a dejarse vencer en una discusión. Entonces aquí entran los que se dejan rendir porque ven que esto no va a ninguna parte y prefieren que el otro se quede contento en su ignorancia, otros que no se dejan rendir aunque sepan que el otro tiene razón (orgullo, bastante común la verdad) y los que llegan simplemente a un punto común. Puedo aceptar vagamente como argumento en contra la discusión que discutir cansa, pero no se me ocurren más argumentos en contra (mientras se discuta como personas “civilizadas” [no quiero saber que quiere decir exactamente una persona “civilizada”], ordenadas y dispuestas a poder perder la razón).
Discutir además pone a prueba la capacidad de argumentación y la explota. Discutir… ¡hasta parece un juego a veces! Lógicamente cuando hablo de discutir no hablo de pegarse ni insultarse ni nada de eso, cosa que no me extrañaría que alguien que lea esto llegue a pensar, porque los españoles, aunque al mundo en general también, tenemos a veces un poco de fama de argumentar fatal, afortunadamente no todos. Pues discutir es una de las maneras de fomentar y elevar la argumentación, la habilidad mental de defenderse con palabras.
Si alguien examina atenta y particularmente una materia y da argumentos contrarios a los que tú propones respecto a esa materia, contendiendo y alegando razones contra tu parecer, normalmente no es para simplemente fastidiar, es porque hay alguna cosa que no acaba de cuadrar, o porque no te has explicado bien. No siempre tenemos razón, incluso podéis discutirme este texto si queréis… y podéis.
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