18:02, me levanto de la siesta.
Por dios! Levantarme... parece una broma! Parece que tenga un oso encima...!
Vaya... que rollo... mis neuronas se dejan acentos y espacios entre símbolos aun siendo recordados. Mis ojos miran dudosamente con una lánguida fuerza en mis párpados suplicando bajar, y así lo hace. Mi pelo parece paja y mi cuerpo parece un robot mal programado y oxidado. Mi voz ha descendido una octava y parece que respire aire contaminado.
Y de repente me acuerdo... Oh no... los deberes y los exámenes. Oh no... Voy ha hacerme un cola Cao y después ya veré. Un gusto bastante pegadizo y asqueroso hace tener a la lengua miedo de saborearlo. Mi madre hablando por teléfono, sobre el recién concierto de esta mañana, parece lluvia pesada hasta que comienza “Si?! Me oyes?!” y frunzo el seño con la cabeza inclinada hacia atrás con los ojos cerrados pensando “Ossstia... no grites” pero sin decirlo.
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