Es cuando sueño que veo claro

Seis grandes preguntas son las que me unen a la música: cómo, cuándo, dónde, qué, porqué, quién. Todas las respuestas están directamente relacionadas con la música.

La música da nombre a lo innombrable y desconocido, mientras que a su vez el mundo es música hecha realidad. Y con esto quiero decir que no es se trata solo de un piano o una orquestra, se trata de un trueno, un beso, un silencio; todo.

La música ya estaba por todas partes antes de que viniera el ser humano, ya que igual que un jarrón le da sentido y forma al vacío, la música le da forma al silencio (a veces hasta al ruido!). Es tal su poder que está por encima y por debajo de la razón, comienza donde se acaban las palabras. La gente se piensa que con  percibirla hay suficiente... pero lo que realmente se ha de hacer es tocarla, poderla ver, sentirla, y eso cada día se pierde más.

Mucha gente se piensa que se necesita mucha teoría y cosas por el estilo para entender una obra, pero eso no es esencial en la música, sería como hacer el amor por correo. Es importante la teoría, pero no tanto como la pasión, la personalidad, el sentimiento, la originalidad, etc. Cada día la gente va al gimnasio, igual que cada día yo escucho música y hago hacer ejercicio a mi espíritu con ella, por ejemplo componiendo libremente, y sí, me falta teoría, pero hay una cosa que la teoría no sabe, y es que a veces una obra se tiene que estropear para acabarla bien.

La música, la esperanza, un arma cargada de futuro; un sueño de un hombre despierto.