Lágrima a ojos y violín

Aconsejo comenzar a leer a partir del seguno 40 del vídeo, y leerlo con calma.

Corrías, me llevabas en tus ojos. Yo estaba en la otra banda del espejo y podía ver ese color, sólo en todo el mundo, que llena todo el universo. Son estos ojos, en que el destino se vuelve celoso. La desnudez, cuando dentro su aliento declina, corre, brilla y llora dentro de todos los árboles e instrumentos, todas las tierras y desiertos, todas las mañanas con todos sus cafés.

Corrían, tus ojos me miraban, se me llevaban con un mareo deshilvanado. No son posibles de parar con palabras, ni con un pañuelo secarlos, ni con un río mojarlos, ni si quiera con un mar inundarlos. Marrones corrían y correrán dentro del infinito y sus lágrimas llenas del coraje de perder y ganar guerras.

Ojos, escondidos detrás de la música que soñé tantos años... Sueñan hasta por mis oídos. Ojos esperando ser abiertos... Sígueme llevándome en tus ojos, y déjame quedarme inundado de tu cuerpo, incluso de tus silencios. Y sigue siguiéndome sincera y desnuda, como un dulce suspiro sin temor. Y es por eso que los dioses te tienen envidia: Ni el tiempo, ni la sombra, ni el abismo les asusta, y tu libremente sabiendo que te acabas, aprovechas todo tu sentimiento sin temor.

Cantaban y siguen cantando. Tus ojos cantan desde donde acaban las palabras. Loco de tus ojos, he encontrado lo que nunca he buscado, mucho más valuoso que el oro y peor que qualquier temor. Anhelo por tu música, quema como un astro, mirando lejos con un gran talento, captivando sol y luna. Y los dioses te miran, y te tienen envidia... y yo dulce girasol, te sigo día a día, lágrima a lágrima.

Parecen hechos de avellanas, hechos de poesía, parecen el prado de las estrellas. Y no son más que unos ojos los que despiertan mi deseo de darte esta lágrima, viva y carnosa; te doy esta rosa, viva y carnosa; te doy este texto, vivo y carnoso.