Vaya, que suerte tengo. ¡Este último año he tenido un par de conversas con los hombres más ilustres de los siglos pasados! Esta última semana incluso me llevaba a Londres del siglo XVIII en mi bolsillo, en finísimas lonchas. Y en casa tengo guardado en una estantería abandonada un amigo que me espera, también tengo un alma abandonada que me perdona, debajo la cama tengo otro alma rota llorando desconsolada.
Hace unos minutos descubrí la mejor nave para viajar más lejos, ahora mismo estoy acelerando. Pero este es mi viaje, a mi me gusta tomar el de otros, y estar orgulloso de haber recorrido sus viajes, y no solo los míos. Lo mejor de todos estos viajes que llevo con migo son mucho más que esto, son algo inmenso y perfecto: la cura a la ignorancia, que cura todas las demás enfermedades. El problema es que no todo el mundo sabe como comer la cura, se tiene que masticar i digerir, normalmente la gente devora esta cura, o solo la prueba, ya que hay de diferentes sabores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario