España y un cigarrillo.
Mentirosa consumida, hay cosas que no cambian. ¿Me haces hacer cola para comer basura? ¡Deja de molestar! ¿Quieres venir a matar mi tiempo? ¡Déjame respirar! Tengo los ojos envenados, por suerte o por desgracia y mientras tanto yo voy tragándome veneno, mastico vidrios, viviendo en la tensa incertidumbre. ¿Es pecado anhelar el sueño? ¡Déjame dormir!
¡¿Te piensas que atándome las manos ya soy tu esclavo?! Pues las cadenas con las que me ates pueden ser de oro, de plata, de bronce, de lo que quieras, ¿te piensas que me gustan? Tu impotencia seguirá sangrándote.
Fíjate en como los colores más vivos se extinguen, como el vicio más vivo tiende a apagarse. ¡Estás muerta! Hazme el favor de volver a vivir, si es que alguna vez lo has hecho. ¿Verdad que no hay grito más fuerte que el de la verdad? Que el mío, el murmullo de la inconciencia intranquila.
Fíjate en como los colores más vivos se extinguen, como el vicio más vivo tiende a apagarse. ¡Estás muerta! Hazme el favor de volver a vivir, si es que alguna vez lo has hecho. ¿Verdad que no hay grito más fuerte que el de la verdad? Que el mío, el murmullo de la inconciencia intranquila.
Mentira consumida, tu no puedes cambiar, la sombra de tu sonrisa esconde alguna cosa. Cruel dura verdad se convierte en venenoso líquido engaño. ¿Verdad que el amor es como un cenicero? Pues déjame apagarte.
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