A veces nos cuesta hablar, a veces se nos caen las palabras
por la borda. Hace frío… ¿es esto un castigo? Que alguien me explique porqué
tengo que perder esta batalla… y que, por Dios, que me haga perder la guerra,
quien sea, pero que no me haga seguir luchando en otras batallas. Nunca me
rendiré. Pues… ¡PUES NO PUEDO! ¡Y que maten a quien pueda! ¡Que lo esclavicen, pues
uno es libre luchando, y yo sin ti no
puedo ser libre! Y todo tiene puñetero sentido y… ojalá no lo tuviera. ¡Maldita
sea! Lo peor de todo es que…
Me hundo y te hundo y te hundes y me hundes, dos viajeros
forajidos soñando en sueños perdidos; cosas sin sentido, y te miro y me miras y…
tiene sentido, pero… hace frío. Palabras caídas por la borda, palabras que lucharán
y nadarán hasta que empiecen lo que han acabado. ¡PALABRAS DERROTADAS UNA Y
OTRA VEZ! Palabras encendidas por las cuales no han tenido compasión…
Ahí donde yo tenía que empezar una chispa quemando todo un mundo… ahí hace frío.
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