Otra vez… mi lucha
contra las palabras. La lucha contra mi casa, contra creaciones al revés, contra
la verdad contradictoria, contra el ruido que tenemos todos dentro. Sigo
luchando para llegar al final, aunque estúpidamente sepa que no hay final. Solo
quería recordarlo. Ahora te pido que te mates temporalmente delante de este
texto, olvídate de todo y por encima de todo olvídate de ti, no tienes que
existir para leer esto, solo tienes que conectar mentalmente con lo que pasa,
captar.
Otra vez…las cosas tienen su papel. Yo con mis manos contra
un papel y su blancura. La luna, el sol,
tú, yo… tenemos nuestro papel. Tus ojos… la tranquilidad de verlos iluminados
por el sol… tu cuerpo entero… tropezar con las palabras y los colores más tuyos. Siempre en
distancia, te recuerdo que estoy loco, la única manera de ser humano, pues también lloro y sufro, es la
verdad aunque no encaje con nuestra realidad.
Nómbrame a mí, musa, un pobre mortal. Todo es una gran metáfora
de la realidad, una realidad perdida. Como consumiente llama que soy, lucho,
pues es lo más bonito que hay, como ser perdido que soy busco la eternidad en
una hora. Y es entonces, ahora que he escrito una y otra vez sobre lo que me
rodea la realidad, es cuando veo a distancia todo lo que he hecho…
Las cosas se rompen, las realidades nos mienten y el odio y
el amor vienen del mismo resplandor. La lucha contra las palabras se reduce a
ti, pues no hay más que hacer con tanto amor por aquí. Escúchame, compréndeme,
no voy a parar hasta que tus latidos me sepan gritar. Puede que no te necesite
para respirar, pero sí para soñar, para tener algo por lo que luchar. Me apago
y me enciendo, como un cielo lloviendo,
a trozos te describo lo que sigo sintiendo, el diario de un loco, que muere
poco a poco, que nunca se rendirá por la lucha que perderá, nunca caerá ante el
ruido y la furia que lo esconde en la penuria. Pues lucharé, junto al amor y la
luna, sonreiré ante la fortuna de poder adorar las noches estrelladas que me
hacen pensar en tus notas doradas escuchadas con alegría por la inmensa
sabiduría de un corazón que hace tiempo perdió su caparazón, perdió la desazón
y entró en desesperación. Pero tienes razón, estoy loco, pues sí soy rico de
sufrimiento, y de eso no te miento, sería imposible juntarnos en silencio y agonía,
hurtarnos el amor necio y hacerte mía, ante este mundo moldeado sin fondo, caer
en lo más hondo, hacerte mía ante los dioses caídos, ante los feroces
bolígrafos.
Las cosas tienen un papel por el cual luchar.
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