Hay diferentes maneras de creer en el destino: la que tú
quieras o la que quieran los demás (como con todo). Debo remarcar que no es nada
supersticioso, es arte. Explicaré mi manera de ver-lo.
El destino… lo considero un camino que puedes seguir si
quieres, ni más ni menos. Este camino es el camino de los sentimientos, estos
son el destino: estos son los que nos hacen perdernos en el destino. El destino
es un camino improbable, inseguro, a veces sin salida. Delante de nosotros hay
una máscara, detrás el destino. Hay gente que se avergüenza de su destino, pues
un hijo de unos economistas que sigue siendo economista hasta los 44 años en
una empresa prestigiosa, por mucho que en el fondo aprecie el arte, lo
ignorará. Pues la gente evita sus sentimientos, evita su humanidad porque sabe
o cree que si sigue el camino que debería haber tomado des del primer momento
todo se convertirá en un camino trágico, melancólico, terrible y frío. Un
camino que rompe con la mayoría de las cosas que hay en este mundo (en pocos
casos también puede ser extremadamente feliz, pues eso es lo que pasa cuando tu
destino se cumple poco a poco, aunque nunca se acabe).
Por ejemplo, el destino de un amante de la música con una
gran habilidad por el piano, tiene como destino el piano (no porque se le dé
bien, sino porque le gusta), pero este destino se puede seguir o no. Cuando
alguien siente una especial atracción, aunque esté casado y con hijos, por una
mujer por la cual ha sentido esta atracción des de hace mucho y que nunca le
acaba de encontrar el “misterio” que tanto le atrae, e intenta ignorarlo,
intenta ignorarlo porque sería un desastre emocional y porque puede que esa
mujer no lo quiera, es más, imaginemos que lo odia; si este hombre siguiera su
destino, acabaría totalmente destrozado, así que, todo y tener una atracción continua
y pensar en ella, él seguirá por el camino más adecuado. También puede ser que la mujer tenga el mismo destino que él, pues imaginaós que felices que serían si los dos sigieran su destino. Haga lo que haga, ese
será su destino, y no puede cambiarlo.
No eres tú quien controla los sentimientos, puedes esforzarte por creer que esto no es así, ignorarlos, substituirlos, intentar olvidar-los, pero SIEMPRE están ahí al fondo llamando a la puerta sin cesar, y tú haces ver que no los oyes. Pues este destino se dibuja solo, sí, lo dibujas tú, pero… ¿Quién eres tú? ¿Tu cerebro? ¿Tu cuerpo? ¿Tus pensamientos?... bien, como no sabemos quién eres tú, no lo dibujas tú, lo dibujan lo inexplicable, lo escondido, el misterio que necesita todo ser para realmente ser: sentimientos. Se forman solos, te destrozarán o te curarán, pero se hacen solos: siguen tu verdadero ego.
No eres tú quien controla los sentimientos, puedes esforzarte por creer que esto no es así, ignorarlos, substituirlos, intentar olvidar-los, pero SIEMPRE están ahí al fondo llamando a la puerta sin cesar, y tú haces ver que no los oyes. Pues este destino se dibuja solo, sí, lo dibujas tú, pero… ¿Quién eres tú? ¿Tu cerebro? ¿Tu cuerpo? ¿Tus pensamientos?... bien, como no sabemos quién eres tú, no lo dibujas tú, lo dibujan lo inexplicable, lo escondido, el misterio que necesita todo ser para realmente ser: sentimientos. Se forman solos, te destrozarán o te curarán, pero se hacen solos: siguen tu verdadero ego.
El destino no cree en pasado ni futuro, el destino forma
parte del infinito o del presente. Para nosotros, la modernidad, funciona así,
para Grecia antigua no. En Grecia el destino funcionaba de una manera
delimitada, con principio y fin, con vida y muerte. Cuesta de entender y más de
explicar. Explicaré más bien cómo lo vemos nosotros: un “ahora y ahora y ahora”
y así infinitamente. Poca gente se da cuenta, pero eso es equivalente a perder
su valor. Todo tiene el mismo valor, si no es este ahora, es otro; bien, decir
que todo tiene el mismo valor es lo mismo que decir que nada tiene valor. En
Grecia el destino tenia valores diferentes a principios de vida y a finales,
cada punto del destino era único. Hoy en día cada punto se pierde en un
espacio-tiempo infinito y uniforme. Bien: una explicación casi nefasta e
incomprensible. En todo caso, en resumen: el destino cada vez más pierde su
valor. Quiero llegar a la siguiente pregunta: ¿Hay solución? Es una pregunta
que se intentará responder más adelante.
Continuemos con la definición de destino. El destino no
tiene absolutamente nada que ver con eso material. El destino de una persona no
puede ser “ser rico” (que la manera de llegar a tu destino implique ser rico, o
que tu destino incluya ser rico es diferente) o poseer una silla o cualquier
cosa. Esto implica que el destino es interior, no tiene que ver con el
exterior. El destino es una lucha mental para seguir el camino. De aquí surge
otra pregunta: ¿Qué pasa cuando no lo sigues?
Si no sigues el destino no pasa nada absolutamente grave, o eso es lo que parece. ¿Verdad? Bueno pues es grave dependiendo de lo que consideres la vida. Solo tendrás una oportunidad, una vida, para seguir eso que está hecho para ti, eso que debería ser tuyo, que tienes que esforzarte, sacrificarte, morir por tu destino. La gente no cree en el destino porque nadie atiende a este, parece que no esté; hace mucho que nadie entrega su vida por un destino, en Grecia sin embargo, opinaban que el destino venía solo: pues eso debería significar que ellos sigues sistemáticamente todos sus sentimientos. Los animales, una silla, el viento, siguen su destino, pero no tiene mérito (nosotros hacemos un esfuerzo moral para llevarlo a cabo), aun no tener mérito hacen lo que es importante, lo que su naturaleza les ha enseñado y por lo que han nacido, no eso que les sirva o les sea útil, no lo que interesa o lo que es más conveniente, simplemente lo que les marca el destino.
Si no sigues el destino no pasa nada absolutamente grave, o eso es lo que parece. ¿Verdad? Bueno pues es grave dependiendo de lo que consideres la vida. Solo tendrás una oportunidad, una vida, para seguir eso que está hecho para ti, eso que debería ser tuyo, que tienes que esforzarte, sacrificarte, morir por tu destino. La gente no cree en el destino porque nadie atiende a este, parece que no esté; hace mucho que nadie entrega su vida por un destino, en Grecia sin embargo, opinaban que el destino venía solo: pues eso debería significar que ellos sigues sistemáticamente todos sus sentimientos. Los animales, una silla, el viento, siguen su destino, pero no tiene mérito (nosotros hacemos un esfuerzo moral para llevarlo a cabo), aun no tener mérito hacen lo que es importante, lo que su naturaleza les ha enseñado y por lo que han nacido, no eso que les sirva o les sea útil, no lo que interesa o lo que es más conveniente, simplemente lo que les marca el destino.
Sin pasado, sin futuro. Es una incursión en la infinidad y
cada momento que atiendes y sigues tus sentimientos se para el tiempo y te mira
con compasión, olvidas el espacio y el tiempo uniforme de la modernidad y todo
eso que nos envuelve y…
La solución está en la propia búsqueda del destino. Nunca
sabrás cuál es tu destino, solo puedes buscarlo y puedes decir “esto no es,
esto tampoco, tampoco eso” e ilimitadamente así, puedes ir precisando y decir
me acerco por aquí, por ahí me alejo. Pues es algo que no se puede ver ni
pensar en la dimensión humana, no se puede ver eso que está escondido. Cuando
encuentras en tu destino el “arte”, encuentras eso único, eso que te diferencia
de los demás, esa tendencia a seguir tu camino y no el de todo el mundo, cuando
le das un valor diferente es cuando tu destino se convierte en único, y ese es
el primer objetivo de un humano y su interior.
Destino, felicidad, mundo material. Los tres mirándose desafiadores
uno al otro, pues en cualquier momento se traicionarán.
Querido lector: haz el favor de seguir tu destino, tu corazón. Deja de hacer eso que no tiene valor alguno para ti y muévete en tu interior. El destino ya te ha dado las cartas, a ti te toca jugarlas. Pues sí, te vas a perder, pero la vida sin riesgo de perdición no es vida, no es nada. Una vida sin destino no tiene valor. No es que las cosas pasen por algún motivo, es que pasan porque es así como deberían ser, pues tu destino quiere que sea así.
Querido lector: haz el favor de seguir tu destino, tu corazón. Deja de hacer eso que no tiene valor alguno para ti y muévete en tu interior. El destino ya te ha dado las cartas, a ti te toca jugarlas. Pues sí, te vas a perder, pero la vida sin riesgo de perdición no es vida, no es nada. Una vida sin destino no tiene valor. No es que las cosas pasen por algún motivo, es que pasan porque es así como deberían ser, pues tu destino quiere que sea así.
¡Hay que hacer un cambio! ¡Hay que seguir lo que te dice tu
corazón, no lo que te dice la cabeza! Vamos hombre, a despertar! ¡A reaccionar
sin miedo, pues así es la vida! ¡A LUCHAR!
A veces, cuando estás con una persona y te sientes cómodo, te sientes… espléndido, esperas el tiempo que sea necesario simplemente para encontrarte con su mirada… una persona que tus sentimientos te dictan que es perfecta para ti: solo se puede entender que es el destino, quien ha barajado i ha elegido. Eso es el destino, todo lo que rodea la humanidad: es arte; es único. Yo... solo espero que tengas el mismo destino que yo.
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