La paciencia es la madre de todo. Esto no significa que no sea bueno ponerse de los nervios por algún motivo, sino dejar que las cosas fluyan, aunque fluyan a gritos. Vivimos en un mundo
donde ignoramos la paciencia. Queremos que las cosas pasen ya, y si no lo hacen
obligamos a que se hagan, cómo sea, pero siempre presionando.
Un pianista, cuando toca la última nota de un concierto y casualmente ésta se deja en suspensión porque así lo manda la partitura, el pianista tiene una terrible prisa por soltar el pedal para que deje de sonar, y deshacerse de todas esas miradas que escuchan una sola nota cada vez más floja. Pero si el pianista suelta el pedal antes de tiempo, incluso si no lo alarga un poco, la pieza no se acaba, se rompe, no fluye.
Un pianista, cuando toca la última nota de un concierto y casualmente ésta se deja en suspensión porque así lo manda la partitura, el pianista tiene una terrible prisa por soltar el pedal para que deje de sonar, y deshacerse de todas esas miradas que escuchan una sola nota cada vez más floja. Pero si el pianista suelta el pedal antes de tiempo, incluso si no lo alarga un poco, la pieza no se acaba, se rompe, no fluye.
Hay que dejar que las cosas fluyan, pues sino se van
rompiendo a medida que se presiona, y cuanto más se presiona más se pierden.
Las acciones importantes en una vida están formadas por dos
cosas: preparación y oportunidad. Si no se está preparado para cuando llega la
posible (y no posible) oportunidad, no se consigue. Para para prepararse, para
esperar la oportunidad, y para esperar los resultados de la acción, solo se necesita
una cosa: paciencia. Se trata de que tú hagas tu parte, y una vez hecha te
esperas.
Si se quiere a una persona, hay que esperar a que llegue la
oportunidad de que ésta también te quiera a ti, no hay que presionarla. Si una
pareja presiona a la otra para que haga una cosa que realmente no quiere hacer,
es pareja se va rompiendo. Si haces crecer una planta rápidamente, o un árbol,
crece mal, por falta de paciencia (por nuestra parte, no la suya claro). Si un
texto se lee con paciencia se entiende, sino no sirve para nada.
Las cosas vienen, tarde o temprano. Si una cosa no te gusta,
prepárate, espera la oportunidad, actúa y deja que fluya.
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